Neumaticos
Neumáticos

Existe multiplicidad de modelos de neumáticos para todo tipo de vehículo, esto es debido al tipo de camino al que será destinado el vehículo y a las propias características del mismo.

Sin embargo, aunque lo ideal sería contar con neumáticos para todo los tipos de terreno en los cuales pensamos desplazarnos, resulta ser poco práctico por lo que recurrimos a un tipo de banda de rodamiento especifico para el coche con una presión de aire variable en función al terreno que pensamos recorrer.

Imaginemos un vehículo para ciudad con llantas plenamente convencionales e infladas según las especificaciones del fabricante con el que optamos por irnos de campamento. Tomamos un camino carrozable y nos encontramos con que una buena parte de la ruta resulta ser un banco de arena. El carro empieza a patinar, perdemos tracción y parte del control.

Nos encontramos a 80 km de estación de servicio más cercana, no contamos con neumáticos adicionales y mucho menos con las herramientas que nos permitan hacer el cambio hacia aquellos que resultarían adecuados para ese tipo de terreno.

¿Qué hacer?

Pues para no desandar todo el camino que hemos recorrido y quedarnos sin realizar el campamento, podemos recurrir a un expediente muy interesante que resulta en simplemente desinflar cada neumático del vehículo según lo necesario y sin exceder, en ningún momento, la mitad de la presión original. Esto tiene como resultado lograr que las llantas apliquen una mayor superficie de contacto contra la carretera, disminuyendo así la presión por punto de contacto e incrementando de esta manera la tracción para el vehículo.

Es de capital importancia señalar que, en estas condiciones no se deben desarrollar altas velocidades, que se debe buscar en todo momento una velocidad constante y que el motor trabaje en altas revoluciones, de lo contrario podríamos afectar nuestra seguridad.

Evidentemente, antes de realizar esta operación es necesario tener la certeza que contamos con una pequeña bomba o compresora de aire que nos permita alcanzar luego la presión recomendada por el fabricante para nuestros neumáticos.

Esta última recomendación deviene en imprescindible debido a que, si continuásemos conduciendo con las llantas desinfladas al nivel de presión en el que las habíamos dejado y cambiasen las condiciones del camino, lo que estaríamos logrando sería un mayor consumo de combustible, menor estabilidad del vehículo, mayor esfuerzo del motor, y desgaste prematuro de los neumáticos.

En ningún caso es recomendable utilizar mayor presión de aire que aquélla recomendada por el fabricante.

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