Subaru Impreza hatchback 2012

El último Subaru Impreza resulta familiar para los compradores de vehículos pequeños al ser económico, sin embargo, encanta por contar con tracción en las cuatro ruedas y gozar de una excelente performance. Gracias a las pruebas hechas con este modelo con transmisión manual, se descubrió que el rendimiento real del mismo es de 25mpg en ciudad y de 33mpg en carretera, lo que comparado con las cifras del modelo anterior (20/27 mpg) demuestra una mejoría notable.

Creemos que una cifra de 25 mpg es bastante decente para un modelo Subaru como este, aunque muchos se preguntaron ¿Cuál es el secreto? Subaru consiguó estos excelentes márgenes de ahorro gracias a la inclusión de un motor de 2.0 litros que tiene 148 caballos de fuerza y 145 libras de torque, el que obviamente está basado en la nueva arquitectura FB de los japoneses, reemplazando al viejo 2.5 litros. Parte de los cambios se dejan ver en el espacio ganado en el interior, además de haber recortado en 165 libras el peso del modelo respecto de su antecesor. Lamentablemente las mejoras han tenido que ser acosta de perder potencia, pues dejaron en el camino 22HP y 25 libras de torque del motor 2.5 litros.

Comodidad decepcionante

Cuando encendemos el motor de este Subaru Impreza hatchback nos encontramos con un sonido tan ronco y puro como el del modelo anterior de mayor desplazamiento, aunque cuando nos ponemos a conducir las diferencias se vuelven notables. La aceleración desde la inercia a las 60mph demora 8 segundos, lo cual es respetable pero no bueno. En lo concerniente a la transmisión, la manual funciona bien, aunque decepciona si lo comparamos con modelos anteriores. Los cambios son plásticos, el recorrido de la palanca resulta vago y flojo y comenzamos a preguntarnos ¿Qué pasó con Subaru?

Sin duda lo mejor de conducir en este Impreza hatchback 2012 ha sido sus asientos, los que cuentan con calentador y permiten una posición perfecta para manejar (cosas que se valorarán en el crudo invierno). La consola central está llena de plástico, donde nos perdemos dentro de un negro infinito que sólo es interrumpido por más plástico plateado, aunque de mejor calidad que en otras ediciones hay que decir.